lunes, 3 de octubre de 2011

VIVE LIBRE... O MUERE!

El tiempo parece desvanecerse en un suspiro y a la vez es como si durara una eternidad... cada día se agrupa en mi memoria de una forma extraña.. de repente no se si transcurrieron 26 días o meses, todo ocurrió de una forma natural, espontánea y programada.

Iniciamos un viaje, que se convertiría en una aventura, por la ciudad de Roma... que se nos presentó Hermosa, con su mezcla de actualidad y antigüedad... A la vuelta de la esquina el Foro Romano, en la otra el Gran Coliseo y un poco más allá las Cuadrigas... cada calle encierra un misterio, cada pequeña iglesia un tesoro, en cada paso se entremezcla el tiempo y se desvanecen las distancias.

Ahí... muy cerquita, como formando parte de la Ciudad, pero siendo en realidad un Estado diferente... se encuentra el Estado Vaticano y más allá de las controversias que a muchos les genera resulta interesante visitarlo... sin negar que la mezcla de sentimientos se hicieron presente... ya que al observar todas esas esculturas mantenidas, protegidas en ese ambiente, pero a la vez robadas de sus lugares originarios uno no deja de sorprenderse por el arte magistral en las manos de aquellos que las construyeron... de los que tomaron una piedra dura como el mármol y la convirtieron en muestras de arte  magistral.

Desgarradoras son las imagenes de las esculturas de los animales en el Museo Vaticano... tan realistas que uno puede sentir ese dolor, esa pasión, ese desenfreno... el mármol, tan duro, tan hermoso, tan magistralmente trabajado llena de asombro y las esculturas parecen estar a punto de moverse.

Luego de Roma llego Capri... con sus colores, con sus playas, con su sol acariciando la piel y esa gruta azul tan mágica y maravillosa, con los barqueros cantando y las emociones que embriagan, robando sonrisas.

Llegó Venezia y sus callecitas, tan hermosas para perderse... y los Gondoleros... ¿hacen casting de nacimiento? los ojos no pueden captar todo, la piel no puede llegar a recibir tantas maravillas, la vida parece mágica en esos vuelos rasantes de las palomas en la Plaza de San Marcos y los sentimientos parecen empaparse en esos canales repletos de energía.

Firenze se despliega con todo su color, con sus brillos, sus esculturas, sus pinturas... calles en las que dejarse llevar, con un gelato en las manos y dejándose llevar por esa mezcla de antigüedad con modernismo... donde un puente es como una calle, en el mágico Puente Vecchio, donde la Supremacía y el Poder de una Familia como la de los Medici se palpa en su Mausoleo... una ciudad donde se albergan tantos trabajos del Gran Michelangelo... con un David que parece que fuera a caminar en cualquier momento y que uno no puede dejar de observar embelesado de tanto Arte.

La noche se vuelve luminosa en la bella París... con la Tour Eiffel, con su gente, con el Palacio de Versalles y esos Maravillosos jardines que nos transportan en el tiempo... un tiempo donde mil historias transcurrieron, donde el descontrol fue llevado a extremos... una ciudad Hermosa, donde fuimos recibidas por dos personas increíbles como Chia y Ludwig, que nos dieron su casa y su corazón... una ciudad donde milongueamos y bailamos, bailamos esos hermosos Tangos... y quizás nos calmó un poco.

Una mención a parte merece Notre Dame, con su oscuridad y sus campanarios desde donde parece saludarnos el Jorobado, con sus esculturas, con su majestuosidad y sus silencios sagrados.

Extraña Barcelona, con mil matices, con colores, idiomas y personas... con un reencuentro ansiado con Cecilia y sus cachorros... con la fiesta de la Mercé... con sus gigantes, sus cabezones... y tantas maravillas... entre ellas la Sagrada Familia de Gaudí que parece extraída de una película futurista, que despliega imaginación y creatividad... Arte! sin dudas Arte!

Sevilla con su música, su flamenco y los colores se van entremezclando... tierra de ancestros, tierra de sangre y pasión... sol y caricias a la piel, calles con nombres extraños como "Doctor Bienlimpio", "De la Muerte", "Vida"... y las caderas se mueven al son de tu música.

"No alcanzan los ojos" para disfrutar Granada, decía una de mis Bisabuelas... la Hermosa Carmen... y es verdad... Tierra de Moros, que te transporta a lugares tan lejanos a España con su parecido a los lugares del Norte de India... y las manos se entremezclan en movimientos, las voces parecen sonar a canto hondo... cajas y guitarras... Gitanos, Flamenco... y surge la Alhambra Majestuosa, con sus flores, sus jardines y su luminosidad.

Finalizando el viaje llego Madrid con el Museo del Prado, con sus Dalí, sus pinturas maravillosas y esas pinceladas repletas de locura, con el Greco y su oscuridad, con Goya y ese dolor de la guerra, Velazquez que nos guiña desde sus cuadros, cuando en las Meninas parece observarnos desde el pasado, Durero te mira desde sus retratos y El Bosco con su adelanto artistico sorprende a quien no lo conoce, antecesor de muchos que vendrán después... te muestra el paraíso y el infierno.

Ni que hablar del Paseo del Retiro con su única escultura del Angel Caído... tan increíble desde cualquier ángulo, en una muestra que no se ve en ningún otro lugar donde el tan temido es mostrado como lo que fue... un ángel que un día pregunto ¿por qué? y fue exiliado de los cielos, en una caída abrupta hacia la realidad que tanto le costaría...

El medioevo parece desplegarse en las calles de Toledo, con sus cuchillos, sevillanas, espadas y esplendor, con la Catedral Primada tan Majestuosa, tan diferente a todo lo antes visto.

Pero siempre, siempre es lo más maravilloso el retorno, la vuelta a ese lugar en el mundo que uno ha llamado "Hogar", sin siquiera ser importante si es donde uno ha nacido, pero si ha sido el lugar que uno ha elegido y que nos ha elegido... esa vuelta con todas las experiencias, con toda esa carga emocional, de piel de sueños cumplidos y de historias, con palabras nuevas adquiridas... y la alegría de volver... volver con el corazón preparado para otra aventura, con la mente explotando en mil pensamientos y renovado, cambiado... porque el viajar te modifica, te engrandece, te sorprende y te vuelve más de lo que eras, te vuelve tan completo que parece mágico.

Todas las imagenes quedan en mi memoria, todas la emociones en mis recuerdos y todo ese calor de alegrías en mi piel...

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